Creo que retrata también lo que nos está
sucediendo a todos los venezolanos en este momento en que mínimamente se nos
permite escuchar libremente. Todavía nos falta mucho para tener unos medios de
comunicación verdaderamente libres e independientes. Pero después de tantos
años de represión, secuestro y silencio, estamos atónitos, fascinados, ante
esta pequeña brecha de luz que significa el otorgarle el derecho de palabra a
la oposición en la Asamblea y que estas alocuciones sean televisadas
libremente. Fascinación y asombro fue lo que sentí cuando un diputado le
preguntó a una Sra. Cília Flores cabizbaja y enfurruñada, porqué los
integrantes de la “Primera Familia” de la República tenían pasaportes diplomáticos
y los utilizaban para traficar toneladas de drogas. O que se va a averiguar,
hasta el último céntimo, dónde están los 25 mil millones de dólares que la
principal figura económica del régimen denunció habían sido sustraídas al país,
suma con la cual se pudieron haber construido 18 Siderúrgicas del Orinoco. O
que uno de los actuales jueces del TSJ fue nominado para el cargo dos días
después de haber perdido su candidatura a diputado por el PSUV. Los jueces del TSJ
no solo deben ser imparciales sino que es inconcebible que tengan activismo y
militancia política.
Y no es con menos asombro que asistimos a
las declaraciones de los voceros del régimen, verdaderas patadas de ahogado. Las
declaraciones de Diosdado Cabello son de una gravedad inaudita. Dijo
textualmente que a las decisiones de esta Asamblea el resto de las instituciones
“no le van a parar”, que se le suspenderá la asignación de fondos y se le
impedirá la publicación en Gaceta. Le faltó decir que la va a rodear de
tanquetas.
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