martes, 26 de enero de 2016

Emergencia o Catástrofe

Nuestro entorno laboral se ha convertido en un mundo de híper especializaciones. Ser odontólogo ya ha dejado prácticamente de ser una especialización médica. En mi consultorio odontológico existe una profesional que se especializa en caries, otro en tratamientos de conducto, un ortodentista, una periodentista, y no sé cuántas más especialidades  y designaciones. Cualquiera de ellos, por poca experiencia que tenga, sabe perfectamente lo que es un dolor de muelas.

 

Yo, durante treinta años fui especialista en un área muy específica: operaciones de grandes compañías comerciales, específicamente súper e híper mercados, compañías que disponen de docenas o cientos de sucursales; centenares o miles de cajas registradoras. Trabajé por varios años en Carrefour,  por ejemplo, que después de Wal-Mart es la segunda más grande compañía de retailing del mundo. Y trabajé quince años en Venezuela, en grandes compañías de supermercados.

 

Si a mí me preguntan que es un dolor de muelas, si un supermercado está abastecido o no, si el dolor de muelas es grave (una celulitis alastrada) o no, si el desabastecimiento es grave o no, creo que sé más o menos de lo que estoy hablando.

 

Nosotros llamamos a los productos SKUs (Stock Keeping Units). Al consumidor final le interesa si tiene Té Lipton en la casa o no. Para nosotros, el Té Lipton viene en cajas de 12, 20, 50 y 100 unidades, cada una con su código, precio, tabla de descuento, espacio asignado en los almacenes centrales, y lugar específico en el “planograma” o plano de distribución del anaquel.

 

Por razones culturales (por ejemplo, porque el concepto moderno de supermercado llegó a Venezuela traído de las manos mismísimas del Imperio, de las manos de la familia Rockefeller a principios de los años 50) los supermercados en Venezuela siempre han tendido a ser grandes, con más de 1500 mts2. En los años setenta, en la época dorada, un supermercado venezolano podía ofrecer unas 20 000 SKU, nada comparado a las 50 000 de un gran supermercado internacional contemporáneo, o las 90 000 de un hipermercado, pero un número razonablemente bueno.

 

En la medida en que tanto las importaciones como la producción nacional fue mermando, en los últimos 20 años, el número de ítems realmente activos en un supermercado venezolano típico, estuvo alrededor de las 5 a 8 000 SKU. Esto es objeto de inmenso debate entre los especialistas porque es muy difícil establecer el número exacto, debido a lo que llamamos “rupturas” (pedidos no satisfechos), suspensiones (que nunca se saben si son parciales o definitivas), interrupciones de la importación o la producción, litigios pendientes, insuficiencias de espacio de anaquel, y un larguísimo etcétera. Nada más entre mermeladas podríamos tener entre 200 a 500 SKU, según como se cuente, por poner un ejemplo.

 

Hoy subí a visitar un depósito de un supermercado venezolano, ni grande ni pequeño, sino típico. El principal referente de compra para las diez o doce cuadras a su alrededor. Un depósito que conozco hace diecisiete años, exactamente. Un depósito que, por razones estructurales, de construcción, en la que participé, siempre estuvo sub dimensionado con relación al “piso de ventas” (menos del 20%) y que por esa razón siempre lo vi “sobre stockado”, es decir “lleno hasta los tequeteques”. Lleno hasta el techo, y con los pasillos impedidos de paso. En nuestro lenguaje de especialistas, este espacio de almacenamiento no es el depósito real, es apenas el “buffer de reposición”, es decir, el almacenamiento mínimo para poder reponer los anaqueles entre entregas de los almacenes centrales, cuyos camiones obviamente no pueden llegar todos los días sino que típicamente llegan una, o máximo dos veces, a la semana. Ojalá que ese reabastecimiento fuera diario, porque eso significa más “rotación de inventarios”, más “rotación sobre activos” y “más rotación sobre la inversión” y rentabilidad, pero las condiciones de vialidad y transporte venezolanas impiden optimizar estos procesos mucho más allá de esto.  

 

Ni a esta compañía de supermercados ni a ninguna otra compañía, comercial o no, le interesa participar del desabastecimiento. No tener productos para vender, significa un infarto, un ACV, para cualquier compañía. Es la obstrucción de la circulación de la sangre, la muerte súbita. A ninguna compañía le interesa el desabastecimiento; es una suerte de suicidio. La Guerra Económica de la que participan, no es la guerra en la cual son actores, sino chivos expiatorios y vulgares víctimas. Las últimas empresas que sobreviven en este país, se están agarrando de las paredes con las uñas a la espera de tiempos mejores. Sobreviven, no porque estén haciendo dinero,  sino porque están intentando desesperadamente salvaguardar sus activos construidos a lo largo de lustros y décadas; no están explotando a nadie, no se están haciendo ricas. Ojalá estuvieran haciendo mucha plata para que las pudiéramos tributar severamente y redistribuir la riqueza social con criterios de ecuanimidad y justicia social. Ojalá.

 

Esta mañana, cuándo “subí al depósito” (una expresión muy venezolana dígase de paso) se me erizaron los pelos, se me subieron las lágrimas, aunque lo disimulé muy bien frente al gerente. Saqué mi teléfono y le saqué la foto al “depósito”. La foto que encabeza esta entrada. De las 3 000 SKU típicas de un depósito se veían dos. DOS, 2!!! De 3000 a 2. No tengo palabras para calificar esta diferencia, ni ánimo para convertirla a una tasa.

 

Las fotos satelitales que las tecnologías del Imperio les sacan a nuestros puertos, como el de La Guaira o Puerto Cabello, revelan que no existen contenedores en nuestros puertos. Sean contenedores de comida o de ningún otro tipo. La plata que se les prometió a nuestros proveedores de alimentos de Uruguay, consignada en fideicomiso, desapareció (supuestamente rumbo a China). Los exportadores uruguayos ya han declarado que suspendieron sus exportaciones de carne, queso y leche hacia Venezuela y exigen explicaciones. Pídanselas al Sr. José Mujica, que fue quién los embarcó. Personalmente se merece mi mayor respeto; políticamente, mi mayor desprecio, por inocente o ignorante. No existe ningún barco con alimentos en los puertos venezolanos; ni esperando atracar ni en camino. Y el potencial productivo nacional, que nos abastecía del 70-80% de nuestras necesidades domésticas, fue sencillamente destruido en los últimos 17 años de acoso hacia la actividad agropecuaria.

 

Existen muchas otras palabras de mi especialidad, en el “argot” del “retailing”. Una de ellas se llama “frentear”. En una situación normal, en cualquier país del mundo, una tienda que no tiene un producto, “ensancha” el espacio de los otros productos que le son contiguos en el anaquel, intenta por todos los medios disimular su ausencia. Y si esto no es suficiente, pide a los “pasilleros”, a los trabajadores encargados de un pasillo, traer los últimos productos hacia el frente y construir una especie de fondo falso. Siempre manteniendo las apariencias del pleno abastecimiento.

 

Srs. Oficialistas del Antiguo Régimen: explíquenme a mí cómo vamos a “frentear” los anaqueles vacíos si tenemos dos, DOS,  (2) SKU en el depósito!! Explíquenme cómo van a frentear esta crisis, esta “catástrofe” para citar palabras textuales del Presidente Maduro. No existe forma posible.

 

Laven sus cuentas bancarias del exterior con el jabón y el cloro que ya no existe en los anaqueles para el ciudadano común. Traspásenlas de sus esposas a sus cuñados, y de sus cuñados a sus primos, y decidan muy rápido para dónde deben ir: Cuba (por ahorita), o Corea del Norte. Los últimos dos países que, según The Heritage Foundation (una institución del Imperio que lleva más de 20 años examinando el mundo) son los únicos dos países del Planeta con menos libertades económicas que Venezuela.

 

Les digo con toda sinceridad, más como amigo de la Paz (y cómplice) que como silvestre ciudadano venezolano (que cree en le redención que proporciona la justicia): no intenten más salvar sus ideales (y en muchos casos, su botín) porque el Pueblo ya no está más con Uds. Aprovechen esta pequeña ventana de oportunidad para salvarse a Uds. mismos. Por supuesto que no a todos, pero a muchos de Uds., una vez comprobados sus crímenes, serán perseguidos internacionalmente por la justicia. Así que saquen la cuenta a sus cupos Cadivi/Cencoex, saquen la cuenta de sus jets privados, y decidan que les conviene mejor, si la Havana, Pyongyang o Teheran. No crean que van para Paris.

 

Aquí, en Venezuela, ya existimos demasiados ciudadanos botánicos y silvestres que les hemos perdido el miedo a disentir libremente y nos sentimos en el derecho de opinar. No sé cómo nos van a impedir y a meter presos a los miles venezolanos que nos limitamos a constatar y a sacarle fotos a los anaqueles vacíos.  Aquí ya no tienen más nada que buscar.

 

Arranquen sus cinco, o nueve, o no sé cuantos motores económicos, amárrense sus cinturones de seguridad, y dispónganse a volar. Olvídense de que van a enardecer su supuesto “Pueblo” con las consignas deshilachadas que nos condujeron a la catástrofe. “Su Pueblo” no tiene derechos de propiedad. Entiéndalo, de una buena vez por todas: el Pueblo se pertenece a sí mismo y a más nadie. Y el Pueblo sabe que está padeciendo hiper inflación, inseguridad, escasez y hambre.

 

Su último y definitivo crimen sería llamar a sus irreductibles acólitos, que sin duda existen,  a una conflagración civil, que desesperada e irresponsablemente buscan. Pero si lo hacen, pueden estar seguros de que su postrero y precario refugio, ante La Haya, sería Pyongyang. Porque ya 24 ex presidentes latinoamericanos abrieron los ojos; Argentina, Chile, Colombia, España y hasta Brasil (¡en estos momentos!) abrieron los ojos. El Congreso Norteamericano, la OEA y el Parlamento Europeo abrieron los ojos y los tienen bien puestos sobre lo que Uds. hagan o quieran hacer en Venezuela. Aténganse ante la constitucionalidad y las leyes, y hagan sus cálculos y sus trámites (como yo y el resto de los millones de venezolanos debemos hacer) para los “cupos de viajero” de Cadivi.

 

A mí, un humilde asalariado que trabajé 30 años para “la oligarquía”, no me vengan con cuentos chinos de una “Guerra Económica”. No estamos viviendo una situación de desabastecimiento provocado por un boicot de los “grandes capitales oligopólicos”. De 3 000 a 2 SKU, se trata de una emergencia humanitaria. Que más conviene denunciarla y tratar de combatirla ahora que padecerla con toda severidad dentro de dos o tres meses. No estamos ante un decreto (grave) de emergencia económica. Estamos ante una evidente crisis humanitaria. Que no solo me siento en el derecho de denunciar, sino ante la obligación moral de exponer y evidenciar porque va a venir.

 

Esta restricción inconcebible de la importación ante la falta de abastecimiento nacional, este crimen, solo tiene una explicación: evadir el “default”, la exposición nacional e internacional y el definitivo derrumbe. Pero ya es demasiado tarde. Llevan un desfase de muchos años. Si quieren llevar su contumacia revolucionaria y “eterna” hasta las instancias finales, que así sea. Aténganse a sus actos y responsabilícense por sus  consecuencias. Porque son un grupito, ínfimo, super enrocado, que todos conocemos por nombre y apellido.

 

Jaime Da Costa

domingo, 24 de enero de 2016

Luisana Melo, la Ministro de Salud mejor pagada del mundo

Nuestra nueva ministro de salud inauguró su gestión diciendo que tenemos el más alto consumo per cápita de medicamentos en el mundo. Le dediqué una horita a buscar en Internet de dónde pudieran provenir semejantes afirmaciones. Miré una treintena de gráficos y en ninguno, absolutamente ninguno, aparecía Venezuela entre los principales treinta o cuarenta países consumidores de medicamentos. Ya que éste Gobierno ha dejado de atacar a personas concretas para arremeter con insultos contra instituciones internacionales como la OEA o el Parlamento Europeo, esperamos que en cualquier momento se declare que la Organización Mundial de la Salud, y la ONU entera, están confabuladas contra Venezuela, en una guerra geo-política-sanitaria.

 

Solo existiría una forma posible de argumentar una tal afirmación: convertir el consumo a dólares calculados a BSF 6.30. Eso es lo que Chávez y Maduro llevan haciendo desde hace diecisiete años cada vez que aumentan el salario mínimo y lo traducen a la tasa oficial de cambio, pregonando que tenemos uno de los sueldos mínimos más altos del mundo. En estos momentos, entre remuneración directa y cestatickets el salario mínimo se sitúa en BSF 16 400, que calculados a la tasa oficial se convierten en $ 2 603. Aunque lo que ganan nuestros funcionarios públicos es un enmarañado absurdo escondido en una caja negra, según la  Ley de Emolumentos por su Régimen aprobada, los ministros ganan doce sueldos mínimos y devengan 10 meses de aguinaldo, lo que sitúa su salario anual, Sra. Ministro,  en US$ 687 238!!!

 

Ud. Sra., gana mucho más que el Presidente Obama, ¡el comandante en jefe del Imperio! Ud. es una de las funcionarias públicas mejor pagadas del mundo. Debiera darle pena y esconderse antes de dar ese tipo de declaraciones engañosas y mal intencionadas, y no revelar lo que gana.

lunes, 11 de enero de 2016

"Nulos los Actos de la Asamblea Nacional" ????

El Tribunal Supremo de Justicia dictaminó que son
“5- NULOS ABSOLUTAMENTE los actos de la Asamblea Nacional que se hayan dictado o se dictaren, mientras se mantenga la incorporación de los ciudadanos sujetos de la decisión N° 260 del 30 de diciembre de 2015 y del presente fallo.”
Estamos, evidentemente, ante el “conflicto de poderes” que prematuramente anunció el Sr. Diosdado Cabello. ¿Qué debemos hacer? ¿Acatar el fallo o perseverar en las atribuciones de la Asamblea, órgano del cual se supedita el nombramiento y constitución del TSJ?
Existe una jurisprudencia muy clara con relación a las impugnaciones ante el CNE. El Sr. Henrique Capriles esperó seis meses por un pronunciamiento del CNE ante una impugnación, período en el cuál se mantuvo y sostuvo la proclamación del actual mandatario Sr. Nicolás Maduro.
Las actuales impugnaciones de los diputados por Amazonas deben ser debidamente sometidas a proceso y a juicio. Su legitimidad no se supedita a una vulgar denuncia o recurso. Las denuncias deben ser sometidas a escrutinio y a juicio, cosa que no fueron.  Su designación y atribuciones, así como su inmunidad parlamentaria, dependen exclusivamente de su proclamación por parte del CNE, cosa que aconteció y es un hecho de facto. En este momento, son diputados de la República.
No hay duda de que a la oposición le asiste la razón y el derecho. Otra cosa es la oportunidad de su ejercicio. Sin dejar de ejercer su autoridad y firmeza, la bancada democrática no debe ni puede entrar en escaramuzas que debiliten su ejercicio.  Debe, ante todo, proponer un proyecto de Reconciliación Nacional, haciendo caso omiso de falsas impugnaciones, insultos y vituperios.
Ante todo y todos, buscar una amplia base de confianza y delegación Nacional, buscar y obtener las bases de una Reconciliación Nacional.  Lo demás, se desmoanrá  naturalmente por su proprio peso.

El desquicio


La Sra. Ministra de Agricultura Urbana, Sra. Emma Ortega, llamó “a sembrar en latas, botellas y tobos vacíos”. Un tal Ministerio y una tal afirmación, son una muestra de la colosal falta de cordura que ensombrece a nuestro Desgobierno Nacional. Es la mímica, caricaturesca, y palmariamente plagiada, simiesca, del llamado del Sr, Chávez a la construcción de “gallineros verticales”. Es el desvarío psicópata de un gobierno desquiciado, esquizofrénico y completamente desfasado de la realidad, ante el cual, nos quedamos vaciados de calificación y epitomes. Sin adjetivos que mínimamente lo califiquen.  Ante este tipo de nombramientos y declaraciones nos sentimos, sencillamente, boquiabiertos y paralizados porque no sabemos cómo debatir ante tanta ignorancia, tozudez y dogmatismo. ¿Qué nos están proponiendo? ¿Que renunciemos a la reactivación del campo? ¿Qué renunciemos ante la paralización de la producción de miles de toneladas de vegetales y tubérculos provenientes de miles de hectáreas plenamente aptas para la producción, pero políticamente inhabilitadas, en nuestro campo?  

?Alguna vez, Sra. Ministro, se paseó Ud. por los páramos de Trujillo y Mérida? ?Alguna vez se dio cuenta de la descomunal extensión de nuestros Llanos? ?Alguna vez entró y se perdió en la extensión forestal de Uverito, que es el doble del area total de Luxemburgo? ?Se percató, alguna vez, que nuestra area cultivable es miles de trillones de veces superior a la superfície de botellas y tobos que nos propone?

La gente que piensa, en nuestro país, ha desistido de dialogar o debatir ante la contumacia imbécil, la sencilla estupidez. Yo creo que no, que no debemos desistir de hacerlo. Que es necessário desarticularla, denunciarla y combatirla, por mucho que nos cueste encontrar una lengua de debate común. Nos están proponiendo claudicar de una política de reactivación agrícola y agropecuária a cambio de una subsistencia lumpen precária, de una subsistencia precária y mínima: plantando lechugas en un tobo de nuestro patio! Jamás lo admitiremos Sra. Ministra, jamás. Ni tiene su propuesta la más mínima factibilidad de hacerse realidad.

Todos lo sabemos y damos por establecido. Ya todos nos cansamos de denunciar, contraponer, cuestionar, siquiera debatir ante la contumacia palmaria y básica de V/ discurso. El problema es que mientras no lo hacemos, Ud. cuenta con los medios de comunicación para propagandear la mentira y subvertir la verdad. Y algunos de nosotros no nos queremos hacer cómplices, por silencio y omisión, de ese crimen. Su discurso, inocente y verde, condena al pueblo al hambre, a la miseria, a la necesidad. Es criminal.

Ya dejó de existir una plataforma mínima de entendimiento, que permita la discusión y el debate. El nombramiento de su descalabrado ministerio es la declaración contundente de la desesperación, el desafuero y la debacle que cunde en nuestro Desgobierno. El preámbulo abrupto de su fin.



 

Reconciliación Nacional

Los diputados de la Oposición vienen hablando de una “Ley de Amnistía y Reconciliación Nacional”. Es una designación feliz, aunque le reversaría los términos, la llamaría Ley de Reconciliación, y dejaría para una segunda instancia la Ley de Amnistía. No me opongo a ella, sino todo lo contrario; es una de las facultades más clara y contundentemente atribuidas a la Asamblea, y hasta creo que puede ser promulgada sin pasar por la revisión del Ejecutivo. La Constitución es así de clara. Solo que no me parece oportuna.

 

La gente no votó con las esperanzas puestas en una Amnistía, sino por el abastecimiento, la seguridad y el encarecimiento insoportable de la vida. Tengan la plena seguridad, Señores diputados, que la gente no votó por una Amnistía.

 

La primera, ineludible responsabilidad de la Asamblea Nacional, es la de garantizar su funcionamiento y el acatamiento de sus decisiones, no dejándose entrampar en la agenda subversiva y conflictiva del Gobierno, que está planteando “un conflicto de Poderes”, llamando sus milicias a la violencia.

 

La observación del Sr. Diosdado Cabello, amenazando de que “a la Asamblea no le va a llegar un céntimo” es sencillamente patética puesto que es la propia Asamblea quién aprueba el Presupuesto de la Nación, con sus partidas debidamente atribuidas a cada órgano del Estado, incluyéndose a sí misma. Pero en la práctica se puede convertir en realidad ya que las firmas necesarias a las transferencias bancarias están en manos de un Banco Central vasallo, sirviente y sumiso del Régimen (cosa contraria a la Constitución).  

 Pero este tipo de declaraciones son muy reveladores del tipo de pensamiento que domina al Régimen. Creen que, cómo en el pasado, bajo la figura de Chávez, pueden hacer lo que le de su real gana. En el fondo de su pensamiento político, no entienden que existe una división de poderes que debe ser debidamente respetada y acatada.

El primer deber de nuestra Asamblea es la de legitimarse moralmente (que políticamente sin duda, sobradamente, lo está) ante una masa del pueblo venezolano muy superior al conquistado en las elecciones. A la prácticamente totalidad del pueblo venezolano. Es el paso a su incontreveritble discrecionalidad, decisionabilidad. Y eso se puede hacer mediante una Ley de Reconciliación Nacional, que le dé cabida a toda la Nación Venezolana, de izquierda o derecha, Chavista o Democrática. Y para ello nos urge desmontar el falso divisionismo al que nos condujo dos décadas de intolerancia, desconocimiento, descalificación, insultos y ultraje.

 

El Sr. Chávez, y sus secuaces,  promovieron e instigaron, por todos los medios a su alcance, legales o ilegales, decorosos o, la mayoría de las veces impropios, un divisionismo entre aquellos que estaban con él, y aquellos que no; entre Chavistas y Escuálidos. Los que lo apoyaban servil e incondicionalmente, de un lado; y aquellos que lo adversaban, fuera puertas adentro o puertas afuera del País, del otro. La profundización de esta brecha se tradujo en una hegemonía creciente de su poder político y personal, que utilizó para distribuir prebendas a diestra y siniestra en el más grande ejercicio de populismo y clientelismo político que conoció la historia de América Latina, ya de por si bien abastecida de mesías, libertadores, redentores y caudillos.

 

Se empeñó en dividir al País en dos bandos, en dos facciones, en dos contrincantes irreconciliables. La maquilló de falsos antagonismos entre el pueblo y la burguesía, entre los patriotas y los imperialistas, entre izquierda y derecha, entre revolucionarios y escuálidos. En realidad este discurso vacuo siempre sirvió para ocultar el verdadero clivaje: entre aquellos que lo aclamaban y quienes lo adversaban.

 

 

La primera y más sagrada prioridad de la Asamblea Nacional es la de asegurarse de que va a poder intervenir, gobernar; de que no se va a dejar caer en un juego dónde la aprisionen, amordacen y la neutralicen. Que no va a caer en provocaciones y que nos va a asegurar una actuación sin retaliaciones, al servicio de TODO el Pueblo venezolano. Y una de las más básicas formas de hacerlo es comunicarle al país, de forma muy clara, y sobre todo muy sincera, de que está empeñada en reconciliar al país, en que le va a traer la paz, reconociendo que una gran parte del pueblo, es, fue, y continuará siendo Chavista. Que estuvo en todo su derecho cuándo apoyó a Chávez, y que es perfectamente libre de continuar haciéndolo, si esas son sus convicciones.

 

Fue de una inocencia o cinismo patéticos la alocución del Presidente Maduro cuándo se dirigió a “su” pueblo diciéndoles que votaron engañados, que “votaron contra ellos mismos”. ¡Qué como era posible que lo hubieran traicionado, a él, pobrecito, que se cansa de defenderlos, !y que tenía planes de entregarles a más medio millón de taxis chinos, a más medio millón de viviendas! Es sencillamente patético. Ese “su” pueblo, le acababa de decir contundentemente que no lo quería, que no era suyo.

 

Necesitamos urgentemente rellenar la fosa de divisionismo que el Chavismo cavó casi a lo largo de dos décadas con el fomento infundado del odio y el resentimiento nacional. Más que de una amnistía, que también la necesitamos (aunque no fue por ella que la gente votó), necesitamos, antes de más nada y para poder trabajar, asegurar la paz social, y el reconocimiento de la legitimidad, mediante una resolución de Reconciliación Nacional.

 

Necesitamos decirle a la gente que nadie será perseguido o ni siquiera apuntado, porque fue Chavista. Nadie será señalado porque participó, aunque fuera muy activamente, en las organizaciones de base del Chavismo. Nadie será estigmatizado, acosado, porque fue director de un Instituto, Misión, o incluso Ministerio. Aún sabiendo, y esto es muy importante, como todos sabemos, que una buena parte de los altos cargos dirigentes, civiles y militares, fueron beneficiarios de generosas dádivas, accesos privilegiados y prebendas, beneficiarios de pseudo créditos, viviendas, vehículos, viajes, dólares preferenciales, y choferes. Si no podemos entender esto, saber contemporizar y perdonar esto, no podremos iniciar un proceso de gobernabilidad y de paz, y arrancar con el nuevo proyecto de País por el que todos clamamos.

 

Aunque una cosa, y quisiera recalcar esto, una cosa es contemporizar con los beneficios y prebendas (de las cuales, por cierto, no participaron la aplastante mayoría de nuestros conciudadanos Chavistas); y otra cosa es cerrar los ojos a los crímenes, políticos, militares, judiciales y de peculado, que se cometieron bajo la impunidad más absoluta, en las casi dos décadas de éste régimen.  A esas señoras y señores les recomiendo que aprovechen los próximos meses para preparar sus maletas, re-contra-traspasar y lavar con cloro sus cuentas y propiedades mal habidas, y considérenlo, por ahora, como un súper generoso y magnánimo indulto. Porque serán investigados.

 

Este mismo mensaje debe hacérsele llegar a las Fuerzas Armadas: el 99% de sus integrantes se vieron confrontados, sometidos y adoctrinados. A nadie se le va a perseguir porque hayan gritado “Patria, socialismo o muerte”,  aunque les saliera de lo más profundo del corazón; nadie le va a quitar a un sargento su Cherry y su casita, que probablemente obtuvo a cambio de su comprometimiento con la Causa. Pero con relación a algunos de los generales y almirantes, habrá que investigar. Se les investigará que oscuros intereses personales ocultaron mientras mandaban a gritar esta clase de consignas y ordenando esa clase de actuaciones, decretando, por ejemplo, que se les autorizaba a la FFAA disparar balas de verdad a mansalva sobre manifestantes desarmados; sabiendo que actuaban en rebeldía de la Constitución y de los más básicos derechos humanos.

 

Tendremos que cerrar los ojos ante muchas cosas, ante mucha insidia y muchas mal fechorías, ante malversaciones y delitos, hasta ante algunos crímenes. Nos costará mucho. Pero es el precio de la Paz y la Gobernabilidad. De otra forma nos espera la confrontación civil (jugar en el terreno terrorista del Régimen), y el definitivo colapso de la economía, que parece ser la última y desesperada jugada a la que apuesta el Gobierno. De otra forma nos espera una reconstrucción mucho más difícil y dolorosa para todos. Con muchos muertos y heridos y una catástrofe humanitaria de por medio.

 

Qué Dios, pero ante todo la sensatez, y la inteligencia política, nos ampare. Perdonemos, por mucho que nos cueste. Contemporicemos y no nos dejemos caer en la tentación de la retaliación y la venganza. La aplastante mayoría del pueblo venezolano no merece nuestro repudio y venganza, creer que nos estimula el ánimo de la retaliación y represalia, sino un verdadero espíritu de Reconciliación Nacional que nos permita a todos colaborar en la urgente Reconstrucción Nacional.  Demostrémosle al restante 40% del pueblo venezolano, que antes de ser opositores somos venezolanos, y que nos tratamos a todos, sin excepción, como hermanos, copartícipes de la más grande emergencia nacional ante la cual nos colocó la historia como Nación. Asegurémosle al 99% del pueblo chavista que no será perseguido, señalado, imputado de ningún crimen; y que reconocemos que actuaron de buena voluntad, en el pleno derecho de su expresión política y convicciones.

 
Primero “La Reconciliación Nacional”. No para que nos reconozcan los derechos políticos de la Oposición; sino para que reconozca la Oposición plenamente los derechos de quiénes nos adversan. Y luego, la promulgación de la Amnistía. Anteponer estos términos, por mucha razón que nos asista, es hacerse cómplice de la estrategia de confrontación y violencia con la cual, in extremis causa de desesperación, nos quiere conducir el Régimen.

Mucho más difícil fue, y aún lo es, la reconciliación de Republicanos y Nacionalistas en España; la integración de las dos Alemanias, de la ex Yugoslavia o de la ex Unión Soviética. Mirémonos en el ejemplo del nuestro vecino, el Presidente Santos. Existen crímenes imperdonables. Pero ninguno más grave que impedir, o negarse a posibilitar, la reconstrucción de un País.


sábado, 9 de enero de 2016

Carta abierta al Vicepresidente del Area Económica, Sr. Luis Salas


Sr. Luis Salas
Vicepresidente del Área Económica del Gobierno Nacional
Estimado Señor

Después de haber leído algunos pasajes de su pensamiento y obra, concluyo más o menos en lo siguiente. El problema básico de la paralización de nuestra economía:





·         con tasas de decrecimiento del PIB en el orden de los dos dígitos
      ·         hiper inflación anualizada cercana al 300%
      ·         paralización del 70% de la capacidad operativa instalada
      ·         restricción casi absoluta de la libertad económica
      ·         descalificación sistemática y continuada de nuestra economía como oportunidad de inversión por las principales agencias internacionales públicas y privadas, desde S&P (no sé si sabe lo que es) hasta nuestros últimos aliados comerciales como la República Popular China
     ·         y un largo y tedioso etcétera

éste problema, el económico, que penaliza los aspectos más básicos y fundamentales de nuestra vida cuotidiana, al punto crítico de afectar gravemente la disponibilidad de alimentos y medicinas; este pequeño problema, que nos está conduciendo de una crisis grave a una plena catástrofe de proporciones humanitarias; éste problema, para Ud., se reduce básicamente a un enfrentamiento de clases. La paralización del aparato productivo se debe al chantaje de “una guerra económica”. La inflación se debe a la “usura de los capitalistas” y se resuelve con un más extensivo y profundo “control de precios justos”.

Es el conflicto de la burguesía y el proletariado. Que se resuelve, en última instancia, en la agudización de las contradicciones que harán colapsar un modo de producción, para dar lugar a otro, resuelto en síntesis dialéctica. Se trata de una lucha, de “un conflicto de poderes”, la lucha que culminará en el karma de la justicia social llamada la dictadura del proletariado. El pensamiento político, por sí mismo, no existe sino cómo extrapolación de la extracción de clase.  Qué, cómo dijo Gyorgy Lukács (no sé si lo mandan en las universidades bolivarianas porque es un pelín difícil de leer) deforma epistemológicamente la percepción de la realidad. La burguesía, con o sin conocimiento de causa, malgré lui mon ami, forma y deforma sus intereses de clase a través de una ideología, que cabe a la élite revolucionaria, desarticular de cualquier forma, “a como sea”, desmontar, aniquilar y destruir. Porque es la milicia revolucionaria, la élite de la Revolución Bolchevique o la de la Revolución Cultural, la que tiene el mandato de clase para subvertir y comandar, la detentora suprema de la verdad verdadera. Es el mandato de la auto-determinación del proletariado (cito a Karl Korsch, ¿se lee en la Universidad Bolivariana?)

Con estos breves párrafos puede constatar Sr. Luis Salas, que tal como yo, existimos miles de venezolanos que se pasearon por sus caminitos verdes, que entendemos su lenguaje, de donde lo sacó, por donde viene, quién lo enseñó, qué se trae bajo la manga o por dónde viene el mango. Esos miles de venezolanos que leímos la literatura marxista y somos gente de izquierda. Hemos, casi todos, dejado de ser marxistas hace muchos años, pero seguimos militando en la causa de la justicia social, con nuestras convicciones bien arraigadas y bien sólidas. Así que no se crean emisarios del pueblo, justicieros del bien, adalides de la verdad y la justicia.  

Su formación profesional, Sr. Ministro, está desfasada de la realidad casi doscientos años, de la misma forma que el “pensamiento Bolivariano”, desde el punto de vista político,  está desfasado ¡trescientos años! Se quedó anclado en el pensamiento de Hegel y Ricardo y Feuerbach ¡en el pensamiento socio político de dos siglos atrás! ¡Doscientos años que aparentemente pasaron en vano! No solo desestima el desarrollo del pensamiento socio-económico de 5 generaciones, sino que ignora los millones de campesinos ucranianos muertos en manos de Stalin; no, eso es mentira, no existieron; los millones de intelectuales chinos muertos en manos de Mao; no cuentan, eso es puro embuste, ¡nunca murieron! Esos muertos, Sr. Ministro, no fueron en su mayoría ejecutados por sus convicciones ideológicas; sino que murieron de hambre como producto de las ideas económicas de la más pura heterodoxia marxista, que viene Ud. a reavivar en una reformulación neo arcaica inconcebible. Pero la Historia no tiene nada que enseñarles mientras los ilumine la razón de clase y la misión histórica.

Sr. Luis Salas, Vicepresidente del Gabinete Económico. Ud. probablemente está preparado para enseñar el pensamiento socio político de mediados del siglo diecinueve, el pensamiento de hace más o menos doscientos o doscientos cincuenta años atrás. Podría llegar a ser una eminencia académica en su especialidad, a su debido tiempo y con su debido esfuerzo, disciplina y mérito. Pero, por lo que he leído, su encuadramiento intelectual y su capacidad técnica para manejar el Gabinete Económico del País, está en cero, es nula.

Me gustaría haber encontrado en Internet algún artículo suyo referido a la Paridad de Cambio, Paridad Adquisitiva, Paridad Cremallera, Paridad Big Mac, PPP, algún indicio de que conoce o por lo menos se preocupa, por un problema fundamental de nuestra economía (el verdadero tipo de cambio) que afecta la disponibilidad de alimentos y medicinas, que atañe a la vida y a la muerte de los pacientes que están pendientes de la importación de un repuesto o insumo necesario a una diálisis, trasplante, terapia intensiva, cirugía. He encontrado en cambio, que Ud. propugna la manutención de este “esquema” financiero. Me gustaría haber encontrado algún artículo o declaración suya referida a la reducción estructural de la inflación y que no se limitara a equipararla con la usura; una palabra sobre la reactivación del campo y la industria, el abastecimiento nacional, la generación de empleo, o al menos alguna mínima reflexión sobre la controversial retribución al trabajo y al capital, para seguir usando una terminología que me entienda. Pero he encontrado en cambio, reflexiones  espurias, absolutamente retrogradas y extemporáneas sobre lucha de clases, burguesías y lumpen proletariados.

Usted, Señor Luis Salas, no está mínimamente preparado para enfrentar los desafíos colosales, de índole sutil y endemoniadamente técnica, que ensobran nuestra economía, a nuestro país, en estos momentos que son los más catastróficos de toda nuestra historia como Nación. Si se llegara a sentar con los interlocutores del FMI o del BM (cosa que deplorablemente es probable que tengamos que hacer para sobrevivir, o por lo menos para respirar), se lo van a comer vivo, cosa que por supuesto, no me gustaría que le hicieran a nuestro Ministro de Economía.

Al borde del precipicio, su nombramiento fue un paso en frente. Un paso de valiente e indoblegable gallardía revolucionaria, el último paso ante el abismo. Lo siento por Ud., ante todo por quién lo nombró, y por todos nosotros, porque sus dialécticas de clase nos van a conducir, a muy corto plazo, a momentos terriblemente difíciles.

De esta ignominia que son las colas racionadas por números de cédula y captahuellas, para comprar harina, leche, arroz, café; de este chantaje al que nos someten contrabandistas y bachaqueros para conseguir jabón y papel toilet, pasaremos ahora a una fase ulterior en la agudización del conflicto de clases del actual modo de producción.  En esta nueva, revolucionaria y noblemente enarbolada fase que se nos avecina, dónde se le va a poner mano dura a la burguesía, es decir, al productor de queso telita, a su distribuidor y a su comerciante final, la respuesta va a ser, sencillamente, No Hay. De ninguna manera. Con cola o sin ella. A ningún precio. No Hay. Algunos colocarán su humilde letrerito diciendo que No Ay. Otros bajarán la Santa María, extenuados de subvencionar sus pérdidas a la espera de tiempos mejores.

Y en ese momento, que se anuncia a muy corto plazo, dónde no hay arroz, pasta, ni harina; dónde no habrá pollo ni carne ni huevos; dónde no habrá jabón y papel; con cola o sin cola; con dinero o sin él; en ese momento la vida se nos hará difícil. Se les hará muy difícil a las madres explicarles a sus hijos que no pueden desayunar por culpa de la burguesía hasta que llegue la dialéctica.  

Anunció que va a empezar por calibrar la buena voluntad de la Asamblea Nacional mediante la propuesta de un Decreto de Emergencia Económica. Todavía hoy, 9 de Enero de 2016, la Guardia Nacional Bolivariana tiene órdenes de decomisar equipos y detener a periodistas que reporten las colas y los anaqueles vacíos. Varias personas y periodistas fueron detenidos y agredidos físicamente por hacerlo, porque estaban “tergiversando”, con casos muy puntuales, la realidad del pleno abastecimiento. Ahora, de repente, el Gobierno reconoce que estamos ante una Emergencia Económica. Por sus declaraciones ya hemos sabido lo que piensa de esta emergencia; que se debe combatir profundizando las trincheras de la Guerra Económica: expropiando a más empresas, manteniendo estos descabellados cuatro tipos de cambio, sometiendo la actividad privada a más controles y fiscalizaciones.

El problema básico de la economía venezolana es el acertado cálculo y liberación del control de divisas para llegar rápidamente a una tasa única que permita la importación de medicinas, alimentos, materias primas y repuestos, por no hablar de la libre circulación de capitales. La reactivación de las más de 1200 empresas expropiadas. La inmediata reactivación del campo. La recapitalización y limpieza funcional de PDVSA, convertida en un festival de abastos a campo abierto. La liberación de la actividad económica que empiece a repatriar la inversión nacional y extranjera; el desmantelamiento inmediato de dos sistemas bancarios y financieros paralelos; de dos sistemas de logística de alimentación paralelos; la remoción de los generales de los Gabinetes de Alimentación y su retorno inmediato a la cuarteles, al sitio que escogieron cómo opción de vida y al que pertenecen. La inmediata revisión de los acuerdos internacionales en los que regalamos petróleo por asesoramiento deportivo; en los que regalamos petróleo a cambio de “Solidariedades Bolivarianas” comprando descaradamente votos en descabelladas iniciativas mesiánicas como el Alba (que súbitamente se transformó en un Ocaso). La auditoría de las instituciones mediante la restitución de la libertad de expresión y autonomía de los medios, que actúen como garante de un marco de actuación mínimamente transparente y asegure un funcionamiento mínimo de las instituciones. Y un lago etcétera.

Si su decreto de Emergencia Económica contempla por lo menos algunos de estos aspectos, y una propuesta sensata de ejecución, no tengo la menor duda de que la Asamblea Nacional se lo otorgará con mucho gusto.

El Sr. Chávez conquistó sus altas cuotas de aprobación y popularidad porque le salió la lotería del siglo. Su período de mandato coincidió con los más altos precios de petróleo de la historia, considerados en moneda corriente o constante. Las arcas del Tesoro Nacional fueron súbitamente inundadas con tanto dinero que no solo dio para sufragar a cuantas misiones y proyectos se le ocurrieron, sino que daba para subvencionar el Estado fallido de Cuba, financiar elecciones de aliados en el exterior, lanzar satélites, comprar medios de comunicación nacionales y financiar el lanzamiento de medios de comunicación internacionales; y aún sobró dinero para que una élite, revolucionaria y cínica,  se apropiara indebidamente, a través de Cadivi, de por lo menos 100 000 millones de dólares, el mayor esquema de corrupción pública jamás conocido en la historia de la humanidad. Hoy, los precios del petróleo, están llegando a la quinta parte de lo que fueron. Y de acuerdo a la experiencia histórica y al panorama internacional, pueden seguir bajando mucho más. Ese es el meollo del problema. Es un nudo Gordiano. Y ésa clase de problemas, no se desentrañan fácilmente; se cortan por lo sano. El precio social, quédese el que sea en el poder, va a ser enorme, espantoso.

Me temo que, en cambio, su decreto venga a pedir permiso para combatir la Guerra Económica con medidas más extremas y radicales. Medidas, que cómo ideólogo del Gabinete Económico, Ud. pensará que vendrán a agudizar las contradicciones del modo de producción hasta llevarlo a la crisis de la desintegración y síntesis dialéctica.  

Y estoy seguro que esta actual Asamblea Nacional, elegida por una mayoría aplastante del pueblo venezolano, no se lo va a aprobar, porque no va a entender como se le da de comer a la gente con revoltijos de epistemología y dialéctica.

Seguramente, después vendrán las consabidas acusaciones de que no pudo hacer nada por el entorpecimiento y conflicto de poderes, de confabulación de la derecha con los intereses oligárquicos de Fedecámaras y bla bla bla.

La verdad es que su modelo, y el de quiénes lo nombraron y acompañan, terminó. Se les acaba la verborrea esperpéntica de “pueblos”, “revoluciones”, “colectivos”, “comunas” y “comandantes eternos”. La gente no es burra y se pregunta de dónde sale la plata para empapelar al país con fotos de Chávez pero no hay dinero para pasta y arroz.

A Ud. personalmente, ya que le estoy dirigiendo esta especie de misiva (que por supuesto no llegará a leer porque me leen apenas tres o cuatro amigos) le recomiendo lo siguiente. Después de que le rechacen contundentemente su decreto de Irreconciliación Nacional, diga que quedó con las manos atadas y que no puede hacer más nada. Renuncie pues. Para su bien y el de todo el País. Hágase una autocritica  sincera y reconozca que es básicamente un ideólogo marxista, y que no está mínimamente preparado para ser subgerente de la sucursal de un banco; ni por asomo, Jefe del Gabinete Económico de éste País.

Su nombramiento es infortunado, inadecuado, infeliz. Pero es sintomático de los tiempos. En los últimos tres años, el Presidente Nicolás Maduro ha nombrado ministros al ritmo de uno nuevo cada quince días. A excepción de algunos casos, in extremis, como el suyo Sr. Salas, se han tratado básicamente de enroques, de un pequeño grupo que se turnan las posiciones de Poder, como un grupito de niños se intercambia una vieja colección de barajitas deshilachadas, de edición suspendida y limitada. A éste Gobierno se le han agotado todos los recursos, hasta los recursos humanos, y éste, no me cabe la menor duda, será su último Gabinete Ministerial. Tuvo la oportunidad de retificar, aunque fuera para salvar la cara y culminar su mandato.  Tuvo la oportunidad de aceptar y transigir, negociando una oportunidad única de Reconciliación Nacional llamando al Gabinete a integrantes de la Oposición. Pero, una vez más, ha dado muestras de incapacidad, de falta de inteligencia, de dogmatismo imbécil, y sigue demostrando su absoluta ineptitud en matérias de sensibilidad política, percepción y olfato,  tacto emocional. Debe creer, en el fondo de sus convicciones solipsistas, que va a poder instigar un enfrentamiento, una sublevación, legitimar un autogolpe; cualquier idiotez parecida, porque cuenta con "El Pueblo" (al que, en represalia infantilezca, le ha re-expropiado Taxis, Viviendas y Canaimas). Incapaz de darse cuenta de que su supuesto pueblo le está diciendo que ya basta, que se vaya, que quiere trabajar y comer, y llegar sano y salvo a su casa para poder descansar de esta histeria colectiva y poder dormir.






  

jueves, 7 de enero de 2016

Ver y escuchar. La fascinación y el asombro.

Esta es una de las fotos más bonitas que conozco. Apareció por primera vez en una edición del Reader’s Digest de 1974, y el niño se llamaba Harold Wittles. Era sordo de nacimiento y cuando el médico lo examinó llegó rápidamente a la conclusión que escucharía con una prótesis. Cómo ya estaba familiarizado con las reacciones de niños anteriores, de esta vez contrató un fotógrafo profesional para que le tomara una foto a Harold en el preciso momento en que escuchara por primera vez en su vida. Y esa es la cara del niño, el retrato de la fascinación y el asombro.

 

Creo que retrata también lo que nos está sucediendo a todos los venezolanos en este momento en que mínimamente se nos permite escuchar libremente. Todavía nos falta mucho para tener unos medios de comunicación verdaderamente libres e independientes. Pero después de tantos años de represión, secuestro y silencio, estamos atónitos, fascinados, ante esta pequeña brecha de luz que significa el otorgarle el derecho de palabra a la oposición en la Asamblea y que estas alocuciones sean televisadas libremente. Fascinación y asombro fue lo que sentí cuando un diputado le preguntó a una Sra. Cília Flores cabizbaja y enfurruñada, porqué los integrantes de la “Primera Familia” de la República tenían pasaportes diplomáticos y los utilizaban para traficar toneladas de drogas. O que se va a averiguar, hasta el último céntimo, dónde están los 25 mil millones de dólares que la principal figura económica del régimen denunció habían sido sustraídas al país, suma con la cual se pudieron haber construido 18 Siderúrgicas del Orinoco. O que uno de los actuales jueces del TSJ fue nominado para el cargo dos días después de haber perdido su candidatura a diputado por el PSUV. Los jueces del TSJ no solo deben ser imparciales sino que es inconcebible que tengan activismo y militancia política.

 

Y no es con menos asombro que asistimos a las declaraciones de los voceros del régimen, verdaderas patadas de ahogado. Las declaraciones de Diosdado Cabello son de una gravedad inaudita. Dijo textualmente que a las decisiones de esta Asamblea el resto de las instituciones “no le van a parar”, que se le suspenderá la asignación de fondos y se le impedirá la publicación en Gaceta. Le faltó decir que la va a rodear de tanquetas.

 
Señores del Gobierno. Tómenlo con calma, con mucho tinito en la totumita y ponderación. No se atraganten con tanto “pueblo” y “derecha” en la garganta. Muchos de los que los sacamos de la Asamblea somos gente de izquierda, con más preparación, experiencia y convicciones democráticas de ecuanimidad social que Uds. Y el pueblo que nombró a esta Asamblea, la mayoría del pueblo venezolano, es el mismo pueblo que la va a defender. Con una agravante, en su contra. Es que si persisten en esta actitud de desconocimiento y boicot cada vez seremos más y estaremos más dispuestos a defenderla.