lunes, 23 de marzo de 2009

Piramides & Faraones

Los Estados Unidos de la Pirámide
Por Nouriel Roubini


Hace poco me contactó un reportero con la siguiente pregunta: “Soy periodista y estoy haciendo un reportaje sobre la vida de Bernard Madoff después que se declaró culpable. En relación a esto me preguntaba si usted me podría comentar algo sobre el significado que él pueda tener en la historia de este período. ¿Cree que el venga a representar algo más que un estafador que le burló el dinero a un montón de gente? Así como Bernie Ebbers y Ken Lacy terminaron por simbolizar la codícia y el engaño empresarial, ¿que cree usted que represente Madoff?

Aquí está mi respuesta muy abierta:
Los norteamericanos vivieron en una economía de rapiña y de pirámides por una década o más. Madoff es el espejo de la economía norteamericana y de sus sobre endeudados agentes: un naipe de endeudamiento en el que participaron los hogares, las instituciones financieras y las empresas, y que ahora colapsó en destrozos. Cuando compras una casa sin entrada inicial, y por lo tanto no has invertido nada en tu casa, tu apalancamiento es literalmente infinito y estás jugando a la pirámide.
Y ese banco que te prestó, le prestó a un NINJA (no income, no jobs and assets) un préstamo de mentira que era compuesto solo de interés por un período de gracia, con amortización negativa y una tasa inicial de mentira, ese banco también estaba jugando a la pirámide.
Y las empresas gestionadoras de fondos que hicieron más de un billón de dólares (a trillion) con compras apalancadas de empresas (LBOs) en los últimos años con un ratio de deuda a ingresos de 10 o más, también estaban jugando a la pirámide.


Nota: Esta es una traducción mía de un artículo original aparecido en Forbes y firmado por Nouriel Rubini, el gran guru de la crisis. El mismo razonamiento de Roubini con relación a Estados Unidos se aplica también a la mayor parte de las economías occidentales, desde España a Australia. Y esto sucedió básicamente por un error garrafal, que tiene infelizmente una cara visible y el nombre de una persona pero que lo cometió todo el mundo. El nombre es Allan Greeenspan, quién en su momento fue reverenciado como un oráculo infalible por el resto del mundo. Los europeos, liderados por Alemania, hoy se muestran muy escépticos y reservados frente a las iniciativas de los norteamericanos pero en los últimos años el Banco Central Europeo era una especie de sucursal de la Fed. Y lo que resulta increíble es que la receta fallida de entonces es la misma que nos proponen ahora: bajar los intereses, desregular los mercados, inyectar dinero mediante la emisión indiscriminada de deuda. Esto es equivalente a darle licor a un alcohólico terminal. Él y nosotros vamos a estar mejor por un tiempo, el feliz y nosotros contentos, pero ambos sabemos que el remedio lo va a terminar de matar. Los bancos estaban desesperados por prestar y los hogares por tomar prestado porque los intereses habían llegado al 1%, una cifra irrisoria de acuerdo al patrón de los últimos 50 años. Tal abundancia solo tiene explicación en el colosal deficit de la balanza de pagos americana con su contrapartida china, y con la “multiplicación milagrosa” dentro del sistema financiero internacional, el famoso enigma de la productividad. Los beneficios del sector financiero eran producto de ingenierías hechas sobre ingenierías, que como bien lo dice el artículo de Roubini, no eran más que estafas sobre estafas. Y los culpables de esta situación fueron nuestros gobernantes que entre reunión y cumbre eran --y son-- suavemente mecidos en sus BMWs deslumbrantes, cual faraones decadentes. Los gobiernos no solo no regularon sino que participaron en el aquelarre en el que el poder y la avaricia se casaron.
Hay gente que mirando en retrospectiva lamenta amargamente que se hubiera dejado caer a Lehman Brothers. Yo pregunto: ¿Sí se hubiera apuntalado a Lehman el caso Madoff (o el Stanford o tantos otros) hubiera dejado de existir? Por supuesto que no solo no hubiera desaparecido sino que en vez de los cincuenta se hubiera transformado en cien o doscientos mil millones. A ver cuántos millones de personas que diariamente mueren de hambre en el mundo porque no tienen un dólar se pudieran salvar con esa plata.
Estos colosales paquetes de ayuda están destinados a evitar una crisis de proporciones catastróficas que nos afectará a todos, eso ya lo sabemos, pero no deja de ser verdad que beneficia infinitamente más a quién menos lo merece, a los culpados, a los Madoffs ocultos que no necesáriamente son unos delincuentes desalmados, son simplemente los eternos benificiados.
La solución no pasa por evitar la crisis, que ya está aquí y aquí se va a quedar. Meterle estos chorros locos de plata a las instituciones financieras es como tratar una infección del tracto digestivo con pastillas para el aliento. Hay que reconocer que el sistema financiero colapsó y que arrastró a la economía. Se trata tan solo de evitar lo estrepitoso de la caída. Y eso significa que hay que revisar las bases mismas del sistema. No significa una vuelta al patrón oro, sino una vuelta a la sensatez, a la regulación, a la protección social, a la racionalidad, a gobernar con responsabilidad.

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