martes, 30 de agosto de 2011

Opciones

Hola. Acaba de marcar el número 911724224. Lo siento, pero debe ser número equivocado. A mí, raras veces me llaman, aunque no pare de sonar el teléfono. Si se debió a una lectura errónea, marque 1. Si se trató de una distracción en el discado, marque 2. Si la causa fue un dictado defectuoso, marque 3. Para equivocaciones en general, no especificadas, con o sin pedido de disculpas, marque 4. Para otras opciones marque:

1.- Es probable que me esté tardando en atender su llamada. Estoy sacando cuentas de calendario, pensando un poquito. Es que, casi siempre logro adivinar quién llama, mediante un cálculo muy somero de mis compromisos más cercanos, los del día. Calculo la hora, el grado de insistencia del repique, y lo comparo con el mes y el año. Si, pasado este intervalo prudencial, aun identificando vagamente la naturaleza del mensaje, no atendí el teléfono, es porque no estaba en casa. Si guarda relación con mis hijos, marque 1. Si se trata de la eventual llamada, fuera de horas y de fuso horario, que espero en vano, y nunca llegó, marca dos. Si no sabes que decir no necesitas decir nada. Déjame escuchar tu respiración. Si no se refiere a ninguna de estas dos opciones, que son las únicas que realmente me merecen atención, marque:

1.- Para serle sincero, independientemente de quien sea usted, su llamada me resultará ciertamente fuera de lugar y tiempo, intempestiva, desagradable, sin relación con mi vida, marginal, sin interés. Verifique de nuevo el número, por favor. Descuelgue y vuelva a escuchar el primer menú con más atención. Si, aún cerciorado del número, y advertido, quiere hablar conmigo:

Marque 1.- para llamadas urgentes del tipo “se le venció su póliza de vida o muerte, su seguro de maternidad”. Descuelgue, por favor. Aunque ya no me sirva de nada, aprendí a calibrar las verdaderas urgencias midiendo intervalos entre contracciones. Estaba aprendiendo a vivir y algo salió mal, se estropeó. Estaba aprendiendo a sonreír, pero ya más de la mitad se me olvidó. Si aún subsisten registros de cosas seguras y aseguradas, pólizas de este tipo en sus ficheros, archívenlos en un galpón. Ese tipo de contractos y expectativas con relación a mí, sencillamente caducaron. No insista más, señorita. Muchas cosas cambiaron. He dejado de ser cliente de cosas seguras, pero sujetas a eventualidades, causas mayores, actos de Dios.

Marque 2.- Si me quiere vender algo, aún de la forma más subrepticia y sofisticada, olvídese. No necesito nada que se pueda comprar o vender. Ya tuve la “Vaporetta 2000”, la maravillosa aspiradora titanio a vapor, y la perdí en una mudanza. No me hacen falta planes de cable que incluyan sexo y deporte, o diamantes verdaderos de quilates a plazos. Ni se imagina, señorita, cuantos juegos de ollas ya boté. Escanciadores de cristal y Woks que entraron en mi vida por uno o dos días, y después nunca más usé. Puede que aún los tenga. Lo más seguro es que los perdí u olvidé en la alacena oscura de alguna cocina. Le puedo asegurar que no quiero cosas. Por favor, descuelgue.

Marque 3.- Si me quiere advertir (amenazar) con algún corte de luz o agua, de gas o aire, pues: háganlo. Deben haberme obligado a firmar algún papel. De hecho, no hago más que firmar papeles y deambular por sus hacinadas y ruidosas oficinas, rebotando de taquilla en taquilla y de cláusula en cláusula, porque ya he desistido de explicarles mi situación, tanto personalmente como por teléfono. Soy aquel cliente ni alto ni bajo, ni joven ni viejo, ni gordo ni flaco. Ando siempre de azul marino, muy oscuro; empiezo protestando por nada y acabo pagando todo. Me da la sensación que nadie sabe muy bien que pretendo aunque se trata de algo bien simple. Seguramente estarán recordados de mí. El del traje azul marino.

Marque 4.- si es un amigo más del tipo “conocido vagamente de no sé dónde”, y me está invitando a alguna fiesta, conferencia, congreso o evento. No gracias, de verdad, no puedo. Perdone que le sea tan franco, pero usted se anda buscando números para colocarlos en las redes sociales, en una nota de prensa, o sencillamente por el placer de mostrarlos, de mostrarnos unos a otros. Es del tipo que quiere tener muchos amigos, hacer muchos contactos. Mis verdaderos amigos me llaman a mí y a otras cuatro o cinco personas más, cuando mucho. Generalmente acabamos no más de dos o tres sentados alrededor de una mesa, y lamentamos la ausencia de los demás. Pero no sacamos fotos de bien posicionados, no sacamos muchas cuentas ni números. Nos reímos, eso sí, de los merchandaicines personales y de los extrovertidos situacionales por conveniencia. Si le parezco sarcástico, cáustico, lo que sea, presione asterisco para volver a escuchar este mensaje.

Marca cinco, si fuiste tú quién llamó. No sabría que responderte, que decirte. Ni siquiera cómo decirte “hola”. Preguntarte cómo estás, no me saldría. Ni sé porqué insisto en colocar esta opción. No eres del tipo que se cala menús o deja mensajes.

Marque 6.- Si es una personalidad práctica, que no entiende de que coño tratan estos menús, o para que sirven, qué cosa es esta, qué es lo que está pasando aquí. Le doy una pista para que no sienta que perdió su tiempo en vano. Anote. “Google Talk Menu” Beta 1.2, es un nuevo servicio que simula las funciones de una central telefónica y de una contestadora automática, en el teléfono que Ud. quiera, sea su celular, o el fijo de su casa. Debe asegurarse apenas que su conexión por cable incluye el teléfono, y que es redireccionable desde el teléfono fijo, o desde un link VOIP, hacia una dirección de internet IP estable. A diferencia de Skype, la utilización de líneas fijas y celulares, es totalmente gratis. Vaya, averigüe y diviértase.

Marca 8 cuando sientas ganas de hablar conmigo. Lo haré cuándo y cómo quieras. Y podemos hablar de lo que sea. Con calma. Sin opciones que tomar. Sin preocuparnos mucho de las tarifas o de las largas pausas. Podemos hablar del tiempo, del último tsunami, de las revoluciones islámicas. Ocho.

Maque 9.- Para todas las demás opciones descuelgue.

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