“Creo que escribir se me hacía más fácil a mí que a los prisioneros porque todavía era una niña. Aunque siempre lo hallé difícil. Empezé a escribir a los siete, ocho años. Era tímida y tenía un aire extraño, adoraba leer por encima de todas las cosas, pesaba unos veinte quilos, y andaba siempre tan tensa que me pegaba los hombros contra las orejas, como Richard Nixon. Una vez vi una película casera de un cumpleaños cuándo estaba en primer grado, con todos aquellos niñitos jugando juntos como lindos cachorritos y de repente aparezco yo cruzando la pantalla como el escarabajo de Nemo. Mi futuro estaba clarito. Yo iba a ser la serial killer o la viejita con docenas y docenas de gatos.”
“Bird by Bird”, Anne Lamott.
Hace tiempo que me había fijado en este libro. Cuando buscas algo, en Amazon por ejemplo, acerca de escritura o escritores termina siempre por aparecer. Lo vi en la biblioteca municipal, lo abri en la segunda página (solo para contrariar el adagio que habla de la primera) y me encontré esto, éste párrafo tan bonito y tan bien escrito. Me traje el libro y lo leí. Un buen libro, en un “género” tan difícil y puteado com es el de la “escritura creativa”. (Aunque lo ponga entrecomillado solo de escribirlo me entran escalofrios.) Soy un firme creyente de la página al azar. Siempre me ha parecido fascinante el poder de las muestras, la forma en que unos poquísimos datos habilitan a hacer conjeturas extrapolables al conjunto entero de una población. El término “población”, usado en sentido estadístico, se refiere al conjunto completo de los elementos estudiados. Si la muestra es bien escogida y se dispone de algún conocimiento acerca del comportamiento de la población, el poder de la muestra es enorme. Pues, en el caso de la literatura el poder de la muestra tiene algo de mágico, es casi infalible. A veces basta apenas un párrafo de 100 palabras para inferir la calidad de una novela de 300 páginas. Y esto me recuerda un viejo proyecto que voy a exponer más demoradamente en una nueva entrada. Creo que va a ser muy divertido. Voy a postear dos párrafos: uno extraído de una novela consagrada por los lectores y la crítica; y otro párrafo de una otra novela no tan agraciada. La idea es darle la oportunidad al lector de identificar cuál es cual. Por supuesto que los mecanismos de selección deben obedecer a criterios estadísticos un poquito rigurosos. Ya lo expondré con más detenimiento pero desde ya puedo adelantar: participa y gana fabulosos premios! Jeje.
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