Espía
sideral
Agente secreto
de la oscuridad del mundo
Rayo de
mí
Extensión
infinita de mis ojos
Tubito mágico
Caleidoscopio
de verdad verdad
Con espejos
y cuentas coloridas que son mundos.
Mensajero
de mi mirada
Cañón
de mega súper megatones
mi más
fiel confidente
vete,
llévame a las estrellas, amiguito.
Afina
grados
Ajusta
segundos
Apunta
Tírate
por ahí y cuéntales a todos
esta
cosa loca del enigma del tiempo
hasta
que sea grande y entienda mejor.
Mientras
tanto, diles
que aún
estoy pequeño, y no entiendo mucho.
Que me
confundo con muchas cosas
pero
estoy aquí.
Que
nadie en la Andrómeda se olvide mí.
Yo soy
el él del morral anaranjado
con unos
All Stars azules bastante rotos.
Pero
son los únicos zapatos que me gustan.
(Hoy damos por establecido que la luz rebota
de los objetos y nos impacta el sistema óptico. Hasta casi el Renacimiento, y
debido a la autoritas de Aristóteles, se
creía que la mirada nos salía de los ojos y se dirigía a los objetos. Esa es la
percepción que tienen los niños, hasta que se les enseña lo contrario. Este
paralelismo entre el desarrollo cultural y el cognoscitivo hasta tiene un
nombre propio, bautizado por Jean Piaget, y que pertenece al vocabulario de la
epistemología. Que no viene al caso. El que la mirada brote de los ojos, nos
permite atravesar el mundo, el cosmos, llevarnos, transportarnos, perdernos).
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