Ahora
me toca imaginarte. Me dicen que aparecerás, aunque lo dudo mucho. Por supuesto
que el día que aparezcas (un día ocupado para ambos, seguro) no te reconoceré. Pero
te digo cual es mi tipo. Eso es lo que esperas, en definitiva, saber quién soy.
Quién sabe, me reconocerás tú a mí.
Me
gustan las mujeres altas. Aún las muy altas. Mucho más altas que yo. Ya me pasó
(ya me pasó de todo; fui atropellado en la calle varias veces por andarme
caminando en las nubes). Las altas. Y aunque me sentía enano pretencioso no
dejé de quererlas menos. Y las bajitas también. Me gustan mucho. Imaginar que
puedo doblegarme el pecho y abrazarlas y protegerlas del frío como si todo yo fuera
una manta de algodón no muy peludo. Eso me gusta. Me gustan las duronas que
fruncen el ceño. Eso puede parecer raro. No lo es. Intentan desesperadamente
proteger el corazón. Todas, sin excepción. No pretendo conocer a las mujeres.
Mira quién. Pero me gustan.
Las
flacas, aún las muy flacas. Cosa que me parece rara. Porque también me gustan
mucho mucho las rellenitas. Las que se pintan el pelo de azul o rojo, me
fascinan. Y las que salen a la calle de cara lavada, sin base ni rímel, bueno,
esas me vuelven loco. No tengo fascinaciones raras. Ni con pies, ni zapatos, ni
uñas, ni nada de eso. Bueno, sí. Los ojos. Me pierdo en unos ojos negros. Me
sumerjo, o algo. Y los verdes y azules me ponen a volar. Claro, debo poder verlos
de cerca, de muy muy cerca. Cosa poco práctica, si hemos de conocernos para
tomar un café.
Me
gustan los labios carnosos. Los delgaditos también. Ambos tienen sonrisa de
mujer. Y las sonrisas de las mujeres son indescriptibles. Los dos ojos se
achican, pero uno tiene un pie atrás. Un milímetro. El milímetro que me
propongo descubrir o conquistar. Por lo demás, de galán conquistador no tengo
nadita de nada. Nunca fui yo a dar el primer paso. No puedo, no sé, tiemblo por
dentro, ojalá supiera. Me hubiera ido mejor en la vida de poder hacerlo, a lo
mejor.
Pero es
verdad que estoy colocando este anuncio. ¡Diez dólares al mes, verga!
Todo el
mundo me dice “aparecerá”, “busca”, “di lo que buscas y habla de ti”. Esas
cosas. “Hablar de mí?” “Sí, guevón, lo tienes todo”. Sí, claro, me digo yo: dos
brazos, dos piernas, y un pene mediano, eso es lo que tengo. Y las voces que me
rondan la cabeza todo el tiempo. Todo el tiempo sin lograr dejar de pensar. Escuchando
la frase que dijo el jefe de mi jefe. E intentando descubrir si la cosa era
conmigo o con mi jefe.
Aunque
más a menudo escucho tu voz. Sí. Una palabra que se soltó de una música.
Mi
cabeza escucha música todo el tiempo. Lo refiero porque creo que es bueno que
lo sepas. Hablo, escribo, saco cálculos de Excel a millón, pero nunca dejo de
escuchar música desde el fondo del cerebelo, o cómo se llame. Bueno, músicas,
la mayor parte de las veces, mezcladas. Bach con Stevie Wonder, por ejemplo, y
cosas por el estilo. Y a veces escucho las frases de las músicas. Una palabra
aquí y otra allá. De cierta forma normal, ok, no quiero sentirme raro. Pero la
voz que escucho es la tuya. Sí, la tuya, la voz de quién no sé quién eres. Y
eso es lo que busco, creo. Aunque nunca estuve seguro de nada. Pero sé qué, lo
que busco en tu voz. La forma en que entonas las palabras. La forma en que me las
harás llegar para que las entienda. Pero lo más triste es que, aún después de
haberla escuchado un millón de veces, no sé si podré reconocerla. ¡Ponte una
margarita amarilla en la voz, para que te pueda reconocer!
Bueno,
esto es. Me dijeron “metete a Perfect
Match, a Corazones Solitarios,
hay tanto sitios así. Y simplemente di que buscas y quién eres”. Pero no sé,
coño. De cierta forma me gustan todas, o una de entre todas que no sé quién es.
¿Estás ahí? Y acabo siempre escondiéndome en subterfugios post-literarios y estúpidos
para evitar hablar de mí.
Por
supuesto que no voy a postear mi foto. Me afeito bajo la ducha, por sistema Braille,
porque no soporto verme al espejo. Tampoco me importa ver tu foto. A todas las
fotos les falta ese último milímetro. Es increíble la cantidad de mujeres que
no se creen bellas. Es inaudito. Es solo una cuestión de un milímetro. Y tienen
tanto tanto para dar. Es un drama, coño. Porque me faltará ese milímetro para
cobijarlas en mi pecho y decirles que está todo bien, todo se resolverá, todo
acabará bien. Espera un par de horas que ya saldrá el sol. Por más que el cielo
se vuelva negro y llueva a raudales, un poquito más arriba de estas nubes, el
sol brilla como si explotara una estrella loca aquí mismito, bien cerquita.
No sé
si cumples con los requisitos de altura, esbeltez, color de ojos y pelo. Espero
que te guste la música. Leer. Comer en terrazas. Andar desnuda a las tres. El
milímetro final no depende de nosotros. Tu voz.
Me
imagino que te gustaría saber un poco más de mí. Mi edad, mi estado civil, mi
empleo, mi carro (quién sabe). No son atributos míos sino de mi vida Civil. No
sé cómo llamar a ese aspecto colateraloestúpido. Y si te interesa, perdona,
creo que no eres quién busco. Te dejo mi correo electrónico. Uno que acabo de
crear hacia media hora, por supuesto. Con mucha, mucha suerte, si me escribes, lograré
imaginarme tu voz.
No
sería completamente sincero, si no te dijera algo. Que me haces falta, por un
lado. Qué puedes tener el aspecto y la apariencia que sea, la edad que sea, el
pelo largo o corto, la falda larga o corta. Lo que busco, es ese milímetro inconmensurable
que ni la manometría sabrá definir. Y, por otro lado, bueno. Será contradictorio
y muy estúpido, pero creo que sencillamente no creo que te pueda encontrar.
Perfect Match me cobra 10 dólares al mes para publicar mi
anuncio. Si lograste leerlo hasta el final, (y esa fue una gran prueba) escríbeme,
o algo. Dime que me entendiste, más o menos. Sería increíble para mí. No
sentirme tan medio loco, tan completamente solo. Te dejé un link con la traducción
en ingles, no vayas a ser Sueca, Bielorusa, cualquier cosa que no impide nada, no
me importa.
En
otras palabras, no te quiero coger, sea dicho de paso. Si no te quedó bastante
claro, no respondas. No eres tú. Claro que tengo perfecta consciencia de que
los manuales dicen que la cosa no se hace así. Pero ni funciono por manuales,
ni por manuales te voy a encontrar a ti. Te quiero fuera de pote. Especial.
Para mí.
A lo
mejor me leíste. Y es bastante probable que no me vayas a responder, aunque tú también
pagas los 10 dólares de PM. Yo sé. La vida es así. Vale diez dólares. ¡Diez dólares!
Lo que cuesta no es el precio del anuncio. Es otro el precio, por supuesto. El
de nuestra exposición, el de, en un momento de insensatez, arriesgar un pedazo
de nuestra pretenciosa integridad por una simple margarita amarilla. Creo que
por eso no espero respuesta. Tú, precisamente tú, eres la que no me
responderás. Adiós.
jaime.senra.nz@gmail.com
jaime.senra.nz@gmail.com
2 comentarios:
Da miedo responder a semejante anuncio!
Fácil. Me llamo fulanita. Me saben a pelotas tus imposiciones. No tengo margaritas en la voz ni me faltan milímetros en los ojos. Soy la persona más simétrica del mundo! Para que lo sepas. Todo lo demás me pareció un discurso vacío, estúpido. Que t gustan todas! No seas guevón, chico! Yo no soy un articulo genérico, de la talla única que no le cabe a nadie. Cuando sepas lo que quieres, y no te la tires de zorro astuto, avísame. Yo uso un tipo de faldas, las mías. Y tengo un color bien definido de pelo y de ojos. Además, para serte muy sincera, me parece bien estúpido mencionar ese tipo de atributos. Búscate una Barbie de Mattel, una muñeca insuflable, y soplale un ojo más que el otro.
La vida, mijito, no son palabras bonitas. Dime en qué pasas el tiempo y gastas la vida. Trabajas o te echas las bolitas al aire? Tienes hijos. Cuantos? Postea un aviso normal y déjate de pendejadas. Aunque sea el protótipo común de la embutez más palurda y descarada. Tipo: "Divorciado, 30 años, aproximadamente. Deportista, con dos hijos, casa y poses proprias!".
No te estoy ayudando a responder, créeme, Lissette. Me parece, no sé, q les he perdido el miedo a las palabras. Y me limito a transcribir. Claro q asaltan mil dudas, errores de cálculo, por supuesto, pudor, pánico a la exposición. Pero eso es escribir. La superación de un miedo escénico. Presentarte ante un palco desnuda y muda. Y sabiendo siempre que todo, juzgado a posteridad, es juzgado mal, excesivo, digno de pena propria y ajena. Absolutamente circunstancial, efímero, locura del momento, simplemente ridícula. Mofa de todos, de todas.
Importa? Claro que importa! La vida,la nuestra, la vida de uno, import. La procura y la búsqueda. No joda!Por supuesto que importa. Pero se paga. Con cabezazos locos, chichones,rodillas rotas, huesos partidos, y todo el yo lastimado, adolorido, medio quemado.
Nunca he entendido a la gente, te lo juro. Pero intento darle voz, porque no se atreven. No es q no se atrevan a escribir, eso es muy fácil. No se atreven a exponerse. Tu "crónica" me sirvió de un coño, para serte muy franca.
Firma, yo
la que no me quise exponerme ni a decirte nada. Ya que mi silencio sirve para todo y para nada... que sirva para todo, pues. Interpretalo cómo tu quieras.
El jueguito literário será muy importante, para ti. Para mi: no significa nada. Yo me ocupo del baño y del desayuno de mis hijos. Entiendes?
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